Reflexiones de un docente interino riojano
Llevo 13 años ininterrumpidos como profesor de Geografía e Historia, y sigo en situación de precariedad. Por eso celebro que la Federación de Enseñanza de CGT resolviera, el pasado 18 de febrero, adoptar una postura común y exigir la regularización de los interinos. En concreto, aplicando el artículo 61.6 del EBEP, es decir el concurso de méritos para consolidar los puestos de trabajo que, de hecho, ocupamos con carácter fijo, por mucho que sigan considerándonos, fraudulentamente, temporales.
Las cosas están cambiando para los interinos, pero no han cambiado solas. Desde hace tres años formo parte de la Plataforma de Interinos de la Rioja (PIR), una asociación específica que se hizo necesaria porque los “sindicatos mayoritarios” no defendían los derechos de los empleados públicos temporales. Quiero comentar aquí la fructífera andadura de la PIR y sacar al final algunas conclusiones que considero interesantes.
La PIR toma sus decisiones en asamblea. A partir de un núcleo pequeño pero voluntarioso, ha logrado crecer merced a un encomiable esfuerzo de autoorganización de los propios trabajadores, no sólo docentes (aunque seamos la mayoría), sino también de otros sectores públicos. Y funciona gracias a las aportaciones solidarias de sus miembros: de tiempo y de dinero.
Las acciones y la propaganda de la PIR han conseguido que cada vez más interinos sean conscientes de que nos ampara la Directiva 1999/70/CE de la Unión Europea, referida al trabajo temporal, que limita a tres años el encadenamiento de contratos, tanto en el sector privado como en el sector público. Hemos logrado que el abuso de temporalidad que sufrimos llegue a los medios de comunicación y se debata en el Parlamento de La Rioja, que va a elaborar una nueva Ley de Función Pública autonómica. Cerca de 200 interinos riojanos han presentado demandas, y el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja empieza a dictar sentencias, la mayoría a nuestro favor, avalando que se comete un fraude y tenemos derechos (por mucho tiempo negados).
Además, como parte de la Plataforma de Empleados Públicos Temporales (PI) y de la Agrupación de Trabajadores Temporales Públicos (TTPS), nuestra asociación respalda las movilizaciones a nivel estatal. Movilizaciones que han conseguido que la situación de los interinos en abuso sea debatida en el Congreso y el Senado, colándose en la “agenda política”. A raíz de las campañas nacionales, cada vez es mayor el apoyo y simpatía que despierta en la sociedad la lucha de los interinos, dado que, una vez conocida, resulta flagrante la precarización que sufrimos, expuestos de forma permanente a un despido sin indemnización disfrazado de “cese”. El Tribunal Superior de Justicia de la UE ha dictado varias sentencias en las que se reconoce nuestro derecho a obtener estabilidad. La Comisión Europea exige, como condición para financiar con fondos europeos el “Plan de Recuperación y Resiliencia”, que España deje de abusar de la temporalidad en el sector público (según los datos de la EPA, ronda el 30%, muy superior a la que se da en el sector privado). Y hasta el ministro Iceta ha usado recientemente la palabra mágica, “fijeza” -aunque no le guste mucho, por motivos de eufonía- para anunciar que va a poner remedio a la situación de los interinos de la Administración Pública que llevamos años desempeñando un trabajo estructural y que, por tanto, “necesitamos un contrato fijo” (palabras textuales).
Son buenas noticias, aunque tendremos que seguir presionando. Porque, para reformar el EBEP, el ministro Iceta se ha reunido el 11 de marzo con los “sindicatos mayoritarios”, aquellos que nunca han defendido nuestro derecho a la “fijeza” y que no nos representan. Tanto la PIR, a nivel autonómico, como las plataformas estatales queremos que los poderes públicos negocien con nuestras asociaciones independientes, con los trabajadores en situación de abuso, y no con figurantes subvencionados de cuyas filas han ido desertando innumerables interinos. Nuestra lucha actual retoma, pues, el principio de acción directa: la resolución del conflicto sin intermediarios, a través de la participación en las negociaciones de los propios afectados.
Resulta esperanzador lo conseguido por la Plataforma de Interinos de La Rioja y sus numerosas homólogas nacionales: pasar de la nada a una situación con perspectivas de victoria, en un tiempo corto, y a pesar de la campaña en contra de las grandes centrales sindicales. Pero más interesante aún resulta, desde mi punto de vista, el fenómeno del que este fulgurante progreso es síntoma: la revalorización de los planteamientos libertarios. Resultado tardío, quizás, de aquel 15M de hace ahora 10 años, fecundo en aprendizajes y semillas de cambio.
Deseo que, cuanto antes mejor, descuelle aquí en La Rioja una sección de Enseñanza de la CGT, oficio en el que, aún, somos pocos los afiliados. Porque otro sindicalismo es necesario, ahora más que nunca: uno que siga los principios y métodos libertarios, a saber, acción directa, asamblearismo y autogestión. Los sindicatos del establishment no nos representan a los interinos; y tampoco satisfacen a muchos de nuestros compañeros docentes. Necesitamos un sindicalismo de verdad, reivindicativo, de poco o de nada nos sirven unos sindicatos de servicios, sometidos al sistema.
Jesús Ruiz Pérez