Personas con y sin discapacidad intelectual filosofando sin complejos

En el Palacete de Ayora, en la ciudad de Valencia, treinta personas con lo que otros expertos han denominado {discapacidad intelectual} están filosofando, pensando, dialogando sobre lo bueno y lo malo, verbalizando su mundo emocional, destapando su mente dormida de la cual fluyen pensamientos y más pensamientos. Nadie espera que personas con un historial de fracaso escolar y con limitaciones en su inteligencia abstracta estén filosofando en la denominada Escuela de Pensamiento Libre (EPL), un experimento pionero en el empoderamiento intelectual y vital de personas en riesgo de exclusión social y cognitiva.

Las siguientes páginas son una ventana abierta para los curiosos, a saber, como decí­a Aristóteles, para los que todaví­a están abiertos a la capacidad de asombrarse ante las posibilidades de los seres humanos y sobre todo de seres humanos que, desde su nacimiento, han sido etiquetados con adjetivos estigmatizadores: retrasado, subnormal, deficiente…

Las siguientes lí­neas, con las ideas de las personas que están protagonizando esta experiencia educativa, son el fruto de las vivencias que han surgido de esta escuela singular, una escuela donde no existen profesores ni alumnos, una escuela en la que todos son maestros y donde la sabidurí­a no debe demostrarse sino mostrarse ante los otros, en comunidad de diálogo, sin miedo a equivocarse, sin miedo a fracasar porque las personas jamás fracasan, son sólo los sistemas los que oprimen y devoran la fragilidad humana que nosotros reconocemos y apoyamos.

La Escuela de Pensamiento Libre (EPL) de Valencia lleva abriendo sus puertas cinco aí±os. Fue fundada por dos personas apasionadas de la educación, el psicólogo Juan Carlos Morcillo y el filósofo Chema Sánchez, en el aí±o 2015. En el curso actual, el quinto, que va de enero a diciembre, el grupo de alumnos está compuesto por 25 personas de las cuales el 70% tiene discapacidad intelectual. ¿Y los maestros? He aquí­ una de las maravillas del proyecto. El claustro de la Escuela también es inclusivo, con personas con discapacidad intelectual que a su vez han sido alumnas en cursos anteriores y ahora toman el papel de maestras. Este aí±o 2019 el claustro lo conformamos siete personas, tres de ellas con algíºn tipo de discapacidad intelectual, los «Maestros Socráticos». En este artí­culo hemos contado con nuestros tres Maestros Socráticos del curso actual para que, a lo largo de este relato narrativo contando un poco la vida de la EPL, ellos, Mireia Isach, Máxim Martí­ y Mireia Ferri, nos ayuden a filosofar a través de preguntas que ellos responderán y que en cualquier momento pueden surgir en los diálogos socráticos de la EPL.

Mireia Isach: el pensamiento libre

Mireia, la EPL habla siempre de libertad de pensamiento pero ¿se puede pensar libremente?

«Aunque lleve 3 años en el curso de EPL, uno de alumna y dos de Maestra Socrática, esta pregunta simplemente me recuerda a un dilema ético. Yo pienso que cada uno de nosotros podemos pensar libremente, siempre con el respeto mutuo con las personas que te comunicas.

El dilema te puede venir cuando tratas de imponer tu idea y llegas a manipular la mente de otras personas que, por lo que sea, no pueden pensar libremente. Entonces quitamos la libertad a esa persona.

El dilema para mí­ es que pensar libremente es bueno, pero cuando le quitas la libertad a alguien no es bueno».

Mireia, partiendo de ese texto que es su propia reflexión acerca de la libertad, puede realizar toda una clase de Educación en Valores utilizando ejemplos reales de «dilemas morales».

En la Escuela de Pensamiento Libre existe un fuego central en torno al cual nos reunimos; ese fuego, claro está, es imaginario pero existe y es un fuego emocional, un fuego que calienta y hace sentirse a gusto a los participantes en esta experiencia educativa. No podemos comenzar a pensar sin más cual cerebros pensantes desconectados de lo que somos, de nuestros cuerpos, de nuestra materialidad. El objetivo de las sesiones es también crear un clima de bienestar emocional imprescindible para desarrollar las potencialidades intelectuales de las personas, con o sin discapacidad.

Todos, pues, están dispuestos en cí­rculo, sentados formando un grupo humano que pronto descubrirá la amistad, una amistad basada en lo que las personas son y quieren ser, la amistad de las ideas y deseos compartidos. Todo lo abstracto puede y debe en estos contextos hacerse cuerpo, materia visible. El ser humano, decí­a Cassirer, es un animal simbólico. Realizar analogí­as a partir de sí­mbolos es una capacidad a explorar dentro de las limitaciones cognitivas de las personas. Estamos todos enredados con el ovillo del pensamiento. El pensamiento es un hilo del que tiramos, nuestros pensamientos fluyen y fluyen. Siento que este hilo me conecta con todos y me comprometo a dar lo mejor de mí­ mismo.

Máxim Martí­: la libertad y el «Pensamiento Crí­tico»

¿Qué pensará nuestro maestro socrático Mí xim de la libertad? Es el momento de preguntárselo.

Máxim, ¿qué significa para ti ser libre?

«Ser libre es un derecho que tenemos cualquier persona para poder expresarse y actuar con plena coherencia, sin tener en cuenta las limitaciones que surgen para participar o ser útil en nuestra actividad diaria, sabiendo que tenemos que cumplir con las reglas y leyes establecidas.

Hay libertad cuando convivimos con otras personas y les cedemos a ellas su propio espacio porque esa compaí±era de convivencia necesita también de su tiempo para ejecutar las tareas que le son realmente necesarias. Hay una vida con libertad si se nos acepta en verdad como somos, con nuestros errores, porque somos ante todo personas que necesitamos estar en nuestro entorno de amigos, los cuales deben aceptar y ayudar mutuamente ante una equivocación concreta. No debemos recibir burlas y rechazos cuando no realizamos lo correcto en la convivencia, pues ante todo somos personas iguales.

La libertad es poder realizar las ideas, actividades de ocio, cuando ya se ha cumplido con las obligaciones como pueden ser el trabajo o la relación familiar. Es poder expresar o argumentar lo que uno piensa en ese cierto instante de la vida.»

Nuestro maestro podrí­a, partiendo de este texto, realizar una sesión de la EPL que denominamos «Pensamiento Crí­tico». Partimos de textos y a partir de ahí­ filosofa todo el grupo planteando preguntas. El maestro tiene como misión tirar del hilo de los pensamientos de los otros participantes. No enseí±a nada. Ayuda a que los otros aprendan. El objetivo de esta «asignatura» es aprender a pensar en comunidad de diálogo, en grupo, utilizando para ello la denominada «metodologí­a Lipman» que toma como base textos adaptados a la edad y nivel evolutivo de las personas y a partir de ahí­ inculcarnos uno de los hábitos crí­ticos más necesarios para nuestra mente: hacernos preguntas con las cuales cuestionarnos la realidad, el mundo, lo que somos, convertir en problemático lo que antes era evidente, sembrar de dudas las ideas que nos han transmitido.

Mientras los asistentes están sentados, esperando cómo se desarrollarán los acontecimientos, a la espera, expectantes, Mí xim se levanta y les entrega a cada uno de ellos un cuaderno en blanco, un cuaderno que será su acompaí±ante en todas sus clases, un diario de pensamientos y de sentimientos; en él deberán escribir a modo de diario todo aquello que deseen escribir, desde la libertad y desde su propia voluntad, sin miedo a escribir mal, con faltas o sin faltas, con una extensión u otra. Recordemos que nuestros objetivos nada tienen que ver con la mejora de la caligrafí­a ni de la ortografí­a ni siquiera de la comprensión lectora. Nosotros queremos que los textos que leamos en este espacio de «pensamiento crí­tico» provoquen en ellos preguntas con las cuales estimular su pensamiento libre, su capacidad de diálogo y de verbalización de esas ideas junto a los otros.

Máxim, Mireia Isach y Mireia Ferri escriben sus pensamientos, pero los alumnos, en la medida de sus posibilidades, también deben intentar escribir o decir en voz alta lo que piensan del mundo, de la vida, de sí­ mismos y de cualquier tema que surja.

El «Diario de Ximo»

Utilizamos para apoyar las reflexiones un diario especial, el «Diario de Ximo» ,que es parte de la obra Pensamiento Libre para personas con discapacidad intelectual (Edit. Pirámide) de Chema Sánchez. El «Diario de Ximo» es una metahistoria en la que el personaje principal es una persona con discapacidad intelectual que narra su experiencia en un taller de Pensamiento Libre. Freire decí­a que las «palabras generadoras» de un aprendizaje que no sea «bancario» ni «anestésico» deben surgir de las mismas personas que son sujetos de ese aprendizaje. Ese aprendizaje es una forma de «emancipación» y de «liberación» porque el acto de aprender es una forma de tomar conciencia de que somos portadores de la palabra y del significado de las palabras y que nuestras ideas tomarán como punto de partida las vivencias, la vida. Nuestro aprendizaje no se da en el vací­o, en el reino de las ideas abstractas, sino en las ideas encarnadas. De ahí­ que en esta clase tomemos siempre como referencia textos o historias de personas con discapacidad que han podido expresar sus ideas, ideas con las cuales nosotros podemos aprender a pensar.

Máxim Martí­, Mireia Ferri, Fátima Álvarez, Juan Carlos Morcillo, Chema Sánchez, Ana Garcí­a o Mireia Isach, alguno de los miembros del claustro, le va pidiendo a cada uno de los alumnos que lean (quienes sepan leer) una frase del capí­tulo primero, donde Ximo se presenta y donde se cuenta la historia de un curioso elefante, un elefante encadenado que, cuando lo liberan, no comienza a andar. Se trata de un ejercicio proyectivo que deseamos surta efecto: ese elefante del relato, en realidad, somos cada uno de nosotros; pero ese descubrimiento no puede darse si ellos, en comunidad de diálogo, no lo hacen. Las historias son la puerta de entrada al pensamiento.

Mireia Ferri: la igualdad y la diferencia

En el cí­rculo del pensamiento y del diálogo existe una profunda igualdad que nos comunica a todos con todos. Esto de la igualdad y de las diferencias es un buen tema de debate. Le preguntaré a la maestra Mireia para que nos ayude a todos con sus ideas.

Mireia, quiero saber tu opinión: ¿Podemos ser diferentes y a la vez iguales?

Responde Mireia Ferri:

«Somos diferentes y a la vez iguales porque todos/as somos personas. Todos/as tenemos capacidades y discapacidades porque no salimos enseí±ados. A todos/as nos cuestan unas cosas u otras, y con ayuda y apoyo todo lo podemos conseguir.

Nunca tenemos que rendirnos. Hay que luchar siempre por nuestros objetivos, aunque haya gente que nos diga tíº no puedes trabajar, tener pareja, ir de fiesta o tener tus estudios. ¿Por qué no podemos si todos/as somos personas? Si ellos/as pueden, nosotros/as también podemos.

No tenemos que rendirnos nunca o tirar la toalla porque luchando por lo que queremos y demostrándole a la gente que sí­ podemos y que todos/as somos personas, lo conseguiremos».

Mireia, ese dí­a será la maestra de una sesión de otras de nuestras asignaturas peculiares: «Educación Emocional». Partiendo de alguna dinámica nos hará pensar sobre alguna emoción básica y, de una manera práctica y diferente, nos recordará que todos somos iguales no solo en derechos sino en las emociones con las que abordamos la vida.

Cada jornada que abra la Escuela de Pensamiento Libre queremos recibir y despedir a los asistentes con una «dinámica de grupo» diferente porque consideramos que, antes de ponernos a reflexionar, necesitamos encontrarnos, mirarnos, vernos, incluso tocarnos. Ha habido alguna dinámica inicial que ha consistido en abrazarse o en comunicarse ví­a lenguaje no verbal emociones a través de las manos o en cerrar los ojos y visualizar otros mundos que están en este. Existen cientos de dinámicas con las cuales motivar a las personas para estimular sus hábitos intelectuales, pero debemos querer y considerar importantes estas cuestiones en la educación y no sólo juegos donde se pierde el tiempo. En cierta manera, es ese otro de los objetivos de la Escuela, «perder el tiempo», perder la noción de tiempo y de realidad que nos ha inculcado la sociedad desde pequeí±os y descubrir las dimensiones atemporales, ocultas, en las personas; las dimensiones que nos conectan con nuestra sabidurí­a interior, con el poso humano y filosófico que todos tenemos, con esa esencia invisible que no es materia de ninguna asignatura estandarizada del sistema educativo.

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