La mayoría del profesorado LGTBIQ+ no sale del armario en su trabajo
Aunque el nivel de visibilidad es mayor entre los docentes más jóvenes, son muy pocos quienes dan ese paso. Varios docentes visibles explican que es clave hacerse visibles entre su alumnado para poder ofrecerles referentes y espacios seguros en los centros.
Patricia Reguero Ríos
Elena Flores es profesora de Lengua y Literatura interina en Andalucía. También es lesbiana visible y cada cambio de centro supone para ella una salida de armario. Esto conlleva que a veces tiene que salir del armario una vez al año, y otras veces cada quince días. Pese a ello, “nunca me he planteado los miedos, cuando estás acostumbrado a salir del armario con naturalidad no lo piensas y ni siquiera soy consciente de que estoy saliendo del armario”.
Mikel Díaz es maestro trans en un colegio de la provincia de Ávila y lleva incorporada la visibilidad a su labor docente. Su tránsito, que vivió junto a un grupo de niños y niñas en el centro en el que trabajaba anteriormente, fue un proceso que describe como “sencillo, maravilloso y constructivo para mí y para ellos”.
A David Armenteros, profesor de matemáticas en Salamanca, una situación en el instituto le hizo salir. “Como profesor me respetaban y me di cuenta de que una alumna lo necesitaba, así que lo hice”, explica: “En Secundaria ellos están viviendo cambios y que tengan referentes es una necesidad”.
Pese a que Flores, Díaz y Armenteros señalan lo positivo de su experiencia y la oportunidad que supone para los chicos y chicas tener referentes LGTBIQ+ cercanos, su caso no es mayoritario. Así lo acredita estudio Fotografía del personal docente FELGTBI+ en el ámbito educativo que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) presentó este martes y cuya conclusión principal es que poquísimos docentes salen del armario en su trabajo.
De ahí que junto al estudio haya lanzado la campaña “Espejos en las aulas” en plena semana de vuelta al cole, una campaña que se dirige a toda la comunidad educativa, y especialmente al profesorado para poner en valor su papel como vectores de sensibilización, y de las que son protagonistas cinco docentes, entre ellos Flores, Díaz y Armenteros.
María Rodríguez, responsable de Programas y Procesos de la FELGTBI+, y coordinadora del estudio, explicó durante la presentanción que el estudio parte de una puesta en común con un panel de expertos que ayudaron a dibujar el contexto en el que trabajan los y las docentes en España. Según el informe Delitos e incidentes de odio elaborado por FELGTBI+ (2020), el 57 % personas LGTBIQ+ en general no denuncia este tipo de delitos, cifra que se eleva al 63,8% cuando se trata de docentes.
Además, según las personas especialistas, la mayor parte de agresiones hacia el personal LGTBI+ son de baja intensidad y en rara ocasión persiguen confrontación directa. “Existe una percepción e violencias sutiles para lo que el único forma de atajarlo es el propio ámbito educativo mediante la sensibilización”, aseguró.
Un dato importante, explicó, es la edad. Las personas menores de 35 años han sido víctimas en un 10,3% y menores de 49 un 23%, es decir, el doble. Rodríguez señala este dato como clave, ya que si se atiende la visibilidad, un 28,3 de las personas jóvenes encuestadas dijo ser visible o muy visible mientras que la cifra se reduce al 14,3% en personas mayores de 49.
El estudio permite concluir que la visibilidad es un factor influyente de protección, si bien en ningún grupo de edad las personas que dijeron ser visibles o muy visibles supera el 50%
Para la coordinadora del estudio, esto indica que “la visibilidad es un factor influyente de protección”, si bien en ningún grupo de edad las personas que dijeron ser visibles o muy visibles supera el 50%.
El estudio, basado en un total de 180 encuestas, indica también que las mujeres tienen mayor dificultad para revelar su orientación sexual o su identidad de género y que los niveles de visibilidad son iguales entre el personal docente y no docente.
Además, solo el 4,3 dijo haberse sentido poco apoyado cuando expresó su orientación o identidad sexual y el 58,8 aseguró que el centro existen programas de educación para la diversidad, si bien esta cifra ha de valorarse teniendo en cuenta que este tipo de formaciones son esenciales, por lo que quedan aun muchos centros a los que no se está llegando, señaló Rodríguez.
Material educativo
Otras de las conclusiones es que el profesorado interinos o que no tienen plaza fija en un centro se decantan por un menor grado de visibilidad y que la visibilidad es mayor en la Educación Primaria, donde “el peso de los prejuicios hacia las personas LGTBI+ transmitidos al alumnado desde el entorno familiar o desde las redes sociales y de comunicación es menor frente a otras etapas educativas”, recoge la organización en el resumen ejecutivo del estudio. David Armenteros relaciona esta conclusión con el uso de las redes sociales y el acceso casi ilimitado a información que tienen los chicos y chicas sin que se les haya dotado aun de herramientas para discriminar esa información.
Entre las herramientas que ayudarían a combatir esos prejuicios, coinciden, una fundamental sería el acceso a material educativo que refleje diferentes identidades y orientaciones sexuales. En ese sentido, Elena Flores considera que su asignatura le permite ser flexible e introducir contenidos de forma transversal, algo que no resulta tan fácil en otras materias.
Pese a las reticencias que muestra el profesorado a salir del armario como se deduce de las encuestas, Mikel Díaz asegura: “A veces tenemos más miedo del que deberíamos”.
Este artículo fue originalmente publicado en elsaltodiario.com