En torno a los resultados del Informe PISA
Hoy nos hemos despertado con los resultados del informe PISA.
Los resultados vienen a decir que ni avanzamos ni retrocedemos, nos quedamos como estamos.
Hoy nos hemos despertado con los resultados del informe PISA.
Los resultados vienen a decir que ni avanzamos ni retrocedemos, nos quedamos como estamos. Eso sin tener en cuenta la prueba de comprensión lectora que no ha podido evaluarse porque se detectaron ciertas anomalías pero sin intencionalidad, recalcan. Ya, claro, seguramente.
Más allá de los resultados, desde CGT criticamos el informe PISA ya que entendemos que es un instrumento estandarizado, que nada tiene que ver con un modelo de evaluación por competencias (más allá de los intereses de aquellas que importan al sistema), en el que no se tiene en cuenta ni el pensamiento crítico, ni el desarrollo de las emociones ni la capacidad de relacionarse del alumnado y en el que, además, se miden capacidades muy generales. Por supuesto sólo se tienen en cuenta para el informe las asignaturas de ciencias, matemáticas y, además, la comprensión lectora. Se excluye la evaluación de otras capacidades como la expresión artística y la filosofía, no vaya a ser que vayamos a ser creativos, nos dé por pensar y reflexionar demasiado y les molestemos lo más mínimo. Un informe que, habría que añadir, en su afán homogeneizador deja de lado las peculiaridades y singularidades de cada contexto educativo, contribuyendo a la construcción de una sociedad cuya pretendida universalidad es jerarquizada alrededor de los principios propios de la organización que realiza la prueba: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El propio PISA en sus textos refleja: «Si un país puntúa más que otro no se puede inferir que sus escuelas sean más efectivas, pues el aprendizaje comienza antes de la escuela y tiene lugar en una diversidad de contextos institucionales y extraescolares».
Con esto, PISA, deja claro que es un fraude ya que no se cumple el objetivo principal que es ayudar a la mejora de las escuelas y los sistemas educativos. Eso sí, hay que reconocerle un objetivo que se está consiguiendo: llevar las políticas educativas en una determinada dirección, el modelo neoliberal.