El racismo que se enseña en las aulas españolas

El racismo que se enseña en las aulas españolas

Sos Racismo Madrid analiza los libros de Geografía e Historia más utilizados en la ESO. Concluye que los textos y las imágenes contribuyen a reforzar el «racismo estructural», omiten el papel de España en el comercio de esclavos y el genocidio y «humillación» que Europa practicó durante siglos en América, Asia y África.

JAIRO VARGAS MARTÍN

Quien haya estudiado la ESO habrá tenido que aprender que «el negocio de los esclavos lo llevaron a cabo, sobre todo, los holandeses, los ingleses, los daneses y los franceses». Una certeza recogida en el libro de texto de Historia de 4º de la ESO de la editorial Anaya que, sin embargo, obvia un detalle importante. España también se enriqueció sobremanera con el comercio de esclavos.

Es más, fue el segundo país europeo en legalizar la esclavitud y el último en abolirla, ya entrado en el siglo XIX. Muchos de los esclavos de España no fueron a las plantaciones de América, sino a la Península, donde también se vendían y compraban en las plazas. En los libros se habla de Velázquez y su importancia en la Historia del Arte, aunque no se recoge que también él tenía un esclavo, el morisco Juan de Pareja, otro genio de la pintura barroca pero que apenas se menciona.

Los manuales dicen que los vikingos hacían «expediciones de saqueo» en la Europa medieval, mientras que los sarracenos, pueblo del norte de Arabia, pasan a ser «piratas musulmanes» que «asolaban las costas europeas con sus pillajes».

Apuntan que «desde 1908, el Congo Belga se organizó como una colonia de explotación que utilizó a los indígenas como mano de obra», aunque no especifican que era esclava y que se mutilaba a sus descendientes cuando los padres no obedecían a los colonizadores.

Cuando en la ESO se estudia el imperialismo de los siglos XIX y XX, no se encontrará en los libros que España se apropió del Sáhara Occidental y de Guinea Ecuatorial. No hay ni siquiera una mención explícita al reciente papel español en el devenir de estos pueblos africanos.

Racismo estructural

Son solo algunos de los detalles que ha analizado el grupo de estudio de SOS Racismo Madrid para su primer informe sobre la asimilación del alumnado de España de postulados que fomentan el «racismo estructural«, que no es una simple «manifestación violenta» ni una serie de prejuicios o errores. Es todo un discurso histórico que ha moldeado la organización económica, política y legislativa del mundo y la visión de sus habitantes. Y España no es precisamente una excepción, según los expertos, por eso lo han titulado Aprendiendo racismo.

Para ello han analizado los libros de texto de Geografía e Historia de los últimos cuatro cursos de la enseñanza obligatoria. Más de 2.700 páginas y 2.000 imágenes de personas que aparecen en los manuales de las editoriales Santillana y Anaya, los que más se utilizan como referencia en los institutos públicos del país.

La conclusión es que la narrativa que ofrecen «contribuye al relato racista» a través de un «análisis simple» y «eurocéntrico», con importantes omisiones y un deliberado tono neutro que enmascara un «claro enaltecimiento» de las consecuencias positivas que tuvo para España y Europa la expansión colonial. Pero eludiendo «los costes en vidas, sufrimiento y humillación de las acciones europeas» tanto en África como en América y Asia.

Ricardo Zúñiga, profesor de Antropología y Psicología Social en la Universidad Complutense de Madrid y coordinador de este informe, destaca además una tendencia a minimizar la «responsabilidad histórica» de la Iglesia y de la Monarquía en la «legislación, justificación y explotación» de millones de personas «con el solo objetivo de enriquecerse personal e institucionalmente».

Sin mención al pueblo gitano

Entre las omisiones más reseñables no están solo los efectos de la conquista de América y otras colonias; también está la reducida mención que se hace del legado de ocho siglos de presencia musulmana en la Península y, sobre todo, el borrado total del pueblo gitano de la historia nacional. Solo el libro de 4ª de la ESO de Santillana recoge la palabra «gitano», y es para referirse a ellos como víctimas del Holocausto nazi.

Ninguna de las editoriales estudiadas ha considerado pertinente hacer mención a la Gran Redada de 1749, también conocida como «Prisión general de gitanos». Todo un intento de genocidio organizado por Fernando VI y su ministro, el Marqués de Ensenada, que intentó acabar con esta etnia encarcelando por separado a mujeres y hombres para impedir su reproducción. El plan falló, pero la quiebra de la convivencia entre castellanos y gitanos vivió ahí su punto álgido.

Pobreza y precariedad como imagen

Según detalla Amanda Hawthorne, autora del trabajo, profesora de inglés y coordinadora de políticas de igualdad, diversidad e inclusión del British Council, las personas racializadas aparecen en un 12% de las imágenes analizadas, una «buena proporción», aunque empañada por lo que suelen representar.

«Van asociadas a pobreza, precariedad y opresión mayoritariamente», apunta, con la excepción de «personas racionalizadas excepcionales», que lejos de contrarrestar el racismo, puede «reforzar la idea racista de que las personas racializadas no han hecho aportes significativos a la historia de la humanidad».

También salen de este boceto las personas racializadas que aparecen junto a personas blancas, lo que fomenta el discurso del «salvador blanco» que siempre acude en ayuda del desfavorecido de países del sur.

«Descubrimiento» de América

Conclusiones en esta línea suelen aparecer con más fuerza el 12 de octubre, día de la fiesta nacional, en el que se conmemora lo que todavía llamamos «descubrimiento de América». Un término obsoleto para muchos historiadores, recuerda el informe, aunque sigue muy presente en la literatura escolar de secundaria. Los medios suelen abordarlo en forma de polémica o debate en el modo de ver determinados procesos históricos, a pesar de que están perfectamente estudiados hay sobre ellos consenso académico.

La colonización y el imperialismo europeo y estadounidense fueron el motor económico hacia su hegemonía a costa del sometimiento del resto de países y culturas y el expolio de sus recursos. Las leyes —humanas o divinas— se adaptaron para permitirlo, algunas siguen presentes en cierta medida, y la construcción del discurso por parte de los vencedores ha contribuido y sigue contribuyendo al supremacismo blanco. En este caso, desde la base del sistema académico, concluyen.

Una superioridad que, según señalan, queda patente en la escala de los mapas que se usan —la proyección Mercator— que muestran una falsa representación del tamaño de Europa respecto a África y América. Pero también está patente a la hora de explicar la evolución de la especie humana, en la que se relaciona «blanquitud con desarrollo, civilización e inteligencia», colocando al homo sapiens como hombre blanco y dejando los tonos de piel más oscuros para homínidos menos evolucionados.

Con este estudio, que tratarán de ampliar en sucesivos informes, SOS Racismo Madrid pretende sensibilizar sobre la Historia que se enseña en las aulas y concienciar de que es necesario acabar con este relato en los currículos académicos.

Este artículo fue originalmente publicado en publico.es.

CGT Enseñanza Aragón

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