Educación ecosocial frente a la emergencia climática
Para conseguir ese mundo en equilibrio en la perspectiva ambiental y social debemos huir de los individualismos, y buscar la colaboración entendiendo que somos parte de una red, pero de una red interdependiente como seres vivos, no de una «network» siendo «stakeholders» porque hasta los neologismos de negocios han invadido éste ámbito.
MIRIAM LEIROS (Coordinadora de Teachers For Future Spain)
Las personas que compartimos la preocupación por el planeta, a menudo, coincidimos en la inquietud de cómo transmitir el mensaje concienciador de necesidad de cuidado y tomar partido en la causa sin caer en el catastrofismo. Por una parte, sentimos que los mensajes llegan a la gente que ya está concienciada, gente que ya accede a contenidos de corte ambientalista en medios específicos, en su mayoría, o en medios generalistas en escasas ocasiones. Por otro lado, la gente que simpatiza con la causa o comienza a estar sensibilizada, se encuentra a menudo con un lenguaje demasiado científico o noticias de corte muy pesimista, lo que puede provocar un alejamiento del tema.
A este problema añadiría la competencia que se establece entre muchos divulgadores o activistas » yo que ya llevo tantos años en esta causa», como si las nuevas incorporaciones tuviesen que venir con la cabeza agachada esperando a tener un tiempo en el tema para poder tener la potestad de llamarse activista, divulgador o simplemente, difusor de información sobre el asunto. En realidad, si queremos que la crisis ambiental se resuelva, deberíamos animar a la participación masiva en la medida que cada persona pueda.
El problema es más grave cuando cuando entramos en el ámbito de la educación reglada. Muchos docentes temen tocar el tema del cuidado de la Tierra o el cambio climático, por no ser intrusistas en el área de otros docentes. La causa climática es tan grande que puede abordarse desde cualquier área o nivel, pero a veces el desconocimiento o los recelos nos llevan a estas confusiones.
A la hora de motivar al alumnado incluso nos encontramos metodologías contraproducentes desde el punto de vista pedagógico y ambientalista.
Con frecuencia, cuando se quiere motivar al alumnado en torno al medioambiente o provocar su activismo se plantea un concurso individual cuyos ganadores optan a un premio, muchas veces un premio material. Este tipo de concursos es precisamente lo contrario al ecologismo, cuando éste lo entendemos como la forma de conseguir un mundo ambiental y socialmente justo. Invitar al alumnado a competir entre sí mismo para conseguir un premio material es llevar el mundo de la economía y empresa, de la competitividad y el más puro capitalismo a las aulas. Frente a la colaboración, la competitividad, frente premiar con vivencias conjuntas, premios materiales. En otras ocasiones se constituyen «patrullas de vigilancia» de consumo entre compañeros, quiero pensar que sin ser conscientes de que ,una vez más, llevamos al alumnado a un enfrentamiento entre iguales, y en este caso, debería enseñarse que las luces o el agua debe ahorrarse porque es bueno para la humanidad y el planeta , y no por el miedo a la amonestación.
Para conseguir ese mundo en equilibrio en la perspectiva ambiental y social debemos huir de los individualismos, y buscar la colaboración entendiendo que somos parte de una red, pero de una red interdependiente como seres vivos, no de una «network» siendo «stakeholders» porque hasta los neologismos de negocios han invadido éste ámbito.
Personalmente, y como maestra de primaria, creo que el consumo y el mundo empresarial se ha metido en educación las peores formas posibles. No sólo se han incentivado todos los modos de concurso que promueven el individualismo, esto también ha ocurrido en el ámbito docente donde los concursos buscan al mejor docente de España, al mejor docente de los mejores docentes etc, etc , donde el consumo de contenidos tiene que ir a velocidades que el cerebro no puede asumir si quiere producirse un aprendizaje significativo, si se quiere que los estudiantes adquieran experiencias y las tan «empoderadas», y necesarias, competencias clave. El rendimiento, la innovación (entendida casi siempre como uso tecnológico), los rankings, etc han convertido a los centros educativos en sistemas de funcionamiento similar a las empresas, y produciendo estudiantes fatigados que ya entran en el sistema producto-consumo. Estudiantes que ven la educación no como el medio de acceso al aprendizaje, sino como una suma de un conjunto de pruebas que hay que superar para alcanzar la meta.
Frente a este tipo de educación Teachers For Future Spain apuesta, como colectivo, por ofrecer materiales para conocer la vida, la naturaleza, para pararse a observar, entendiendo el pararse y el observar, como forma de aprendizaje y no como una pérdida de tiempo. Ofrece materiales para luchar contra el cambio climático, para concienciar y llamar a la acción, a la acción desde la ciudadanía , a la acción para emprender cambios individuales, pero para recordarles a los políticos y las empresas que deben hacer su parte. Y trata, sobre todo, de fomentar la colaboración por el bien común, no «a cambio de».
Se busca, por otra parte, llamar a la acción despertando el pensamiento crítico con actividades o materiales como » la publicidad, que no te ciegue«, porque sin espíritu crítico nos convertimos en sumisos, o lo que es peor, en consumidores de contenidos que pueden ser falsos, que llevan a la desinformación y a la polarización social. Invitamos a la acción y sobre todo a la participación, a la participación no solo como docentes, sino recordando formas de participación social para reaprender que como sociedad democrática tenemos maneras de buscar mejoras más allá de limitarnos a votar cada cuatro años. Y así trabajamos, con la máxima del bien común, un bien casi extinto, donde todo tiene que ser quid pro quo, o tener un valor comercial, donde el hacer las cosas porque sí, porque es lo correcto, por ayudar o por aportar en positivo a la sociedad, a la humanidad o al medioambiente es entendido como una forma de interés oculto.
Teachers for future Spain se constituye ahora mismo de 2000 docentes que dedican tiempo libre fuera de sus aulas a esa causa, la de la vida, la de la mejora para todas las personas. (Sí , también para los «menas» aunque les llamemos refugiados climáticos). 2000 docentes que además tienen problemas profesionales, poco reconocimiento social, falta de recursos materiales y personales en sus puestos de trabajo, etc. Pero la laboral es otra lucha, otra causa. La de Teachers nos une más allá de los protagonismos, porque creemos que otras formas de educar, de crear sociedades mejores son posibles.