Al recreo, núm. 284. Centros educativos y equipos directivos desasistidos
Centros educativos y equipos directivos desasistidos: el Departamento de Educación debe asumir los gastos COVID.
La actual pandemia ha alterado la vida cotidiana de los centros escolares de Aragón. Esta afirmación es tan obvia que no necesita mayor aclaración. Pero las repercusiones, no ya de la pandemia, sino de la nefasta gestión del Departamento de Educación, son igualmente perniciosas. Con el agravante, de que estas últimas podían haber sido evitadas con un mínimo de diligencia y responsabilidad.
Uno de estos casos de manifiesta incapacidad del Departamento ha sido el relativo a la dotación de equipos de protección para los docentes: mascarillas (higiénicas), gel hidroalcohólico y mamparas. Pese a que el Departamento de Felipe Faci dispuso de todo el verano para organizar una entrega eficiente de este material básico e imprescindible, lo cierto es que su distribución ha sido -y está siendo- insuficiente y tardía.
Pese a las declaraciones ante la prensa, lo cierto es que tan sólo a partir del viernes 4 de septiembre el Departamento inició la distribución de medios de prevención (las mascarillas higiénicas no están homologadas como EPI), cuando los equipos directivos llevaban más de una semana en los centros y muchos docentes ya se habían incorporado a los centros. Pero, en el mejor de los casos, la distribución resultó insuficiente: un número reducido de mascarillas higiénicas, varios botes de hidrogel… unos suministros escasos que alcanzaban para una semana, como máximo.
Además, a los centros en ningún momento se les comunicó el material que iban a recibir ni las cantidades, generando una gran incertidumbre. Esta situación ya se había producido en mayo, cuando se reincorporó el personal no docente y los equipos directivos. En ese momento los centros recibieron una mampara, una cinta de 1 metro y un bote de medio litro de hidrogel (que llegó una vez reincorporado el personal).
Ante esta situación, fue la generosidad de Ayuntamientos, las aportaciones de los propios docentes e incluso de Protección Civil, la que solventó la falta de medios. Pero, de manera mayoritaria, han sido los centros educativos los que, ante la incomparecencia del Departamento, no han tenido más remedio que gestionar ellos mismos -y a costa de sus presupuestos- la adquisición de este material indispensable.
Pero los gastos que se han visto obligados a afrontar los centros no sólo se han referido a los medios básicos de protección. Ante la dejadez del Departamento los centros han tenido que acondicionar los aseos del alumnado (instalando dispensadores de gel, papel higiénico y toallas secamanos), comprar la señalética y adquirir material diverso (como papeleras con pedal u oscilobatientes). Igualmente, han sido los centros los encargados del acondicionamiento de las aulas, de los patios (compra de bancos, pintura para el suelo), y de la adquisición de materiales diversos para diversas materias como Educación Física, Educación Plástica, Visual y Audiovisual y Música.
Por otra parte, ante la escasez de personal de limpieza, se «permitió» a diversos centros contratar servicios por horas a empresas privadas a través del catálogo centralizado, con carga igualmente a los gastos ordinarios del centro. Una medida que no deja de constituir una privatización velada de los servicios de limpieza.
Al sobresfuerzo que los equipos directivos vienen desarrollando desde hace meses (diseño de planes de contingencia, adecuación centros, disponibilidad completa de horario, gestión de contagios ante la descoordinación de Salud Pública y Equipos COVID, etc…), se suma un nuevo problema: el estrangulamiento económico de los centros educativos.
Lo cierto es que la complicada situación económica de los colegios e institutos aragoneses no es nueva. Ya en la Mesa Sectorial de 25 de febrero de 2020 se trató el problema de la falta de financiación de los centros, y de cómo muchos de ellos tenían pendientes el abono de importantes libramientos. Una situación que los ahogaba económicamente, comprometiendo dramáticamente su funcionamiento diario. Lo cierto es que aunque la administración no abone las partidas correspondientes, los gastos corrientes de los centros -desde la electricidad hasta el comedor- acuden puntualmente a su cita, obligando a los colegios e Institutos a efectuar equilibrios financieros a medio plazo insostenibles.
Esta situación se ha complicado todavía más a raíz de la dejación de funciones del Departamento. Los importantes gastos asociados a la gestión de la pandemia (a modo de ejemplo, la adquisición en gran volumen de gel hidroalcohólico) han sido asumidos por los centros como si fueran gastos ordinarios (partida 229).
El propio Departamento es incapaz de cumplir sus propias resoluciones. Tal como recogía la Orden del 30 de junio, Felipe Faci se comprometía a que:
- «Para la aplicación de las medidas organizativas e higiénico-sanitarias que se contemplan en las presentes instrucciones, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte arbitrará y garantizará la disposición por parte de los centros educativos de cuantos recursos resulten necesarios.«
Al margen del flagrante incumplimiento, la situación generada por la desidia del Departamento es alarmante. Los centros no pueden estrangular más sus economías asumiendo como gastos ordinarios las importantes partidas dedicadas a la gestión de la pandemia.
Por eso, desde CGT exigimos al Departamento que, en primer lugar, abone a los centros los libramientos atrasados; que de una vez por todas cumpla con la legalidad y con sus compromisos y suministre de manera eficiente y suficiente los materiales de protección necesarios; y, en tercer lugar, que establezca una partida específica para abonar de manera retroactiva todos estos gastos generados por su incomparecencia ante las necesidades generadas por la pandemia.
El Departamento no puede seguir trasladando sus responsabilidades a los centros y sus equipos directivos y debe asumir sus competencias.
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