Responsabilidad, coherencia, claridad: repertorio de valores ausentes La actual crisis epidémica está sometiendo a una importante presión al conjunto de la sociedad. También al sistema educativo en su conjunto: alumnado, familias, docentes y responsables políticos. Sin embargo, no podemos decir que la gestión por parte del departamento de Educación del gobierno de Aragón esté siendo satisfactoria. Entendemos las actuales circunstancias y el carácter inestable y cambiante de la situación que obliga a medidas excepcionales, pero cabría recordar que entre la necesaria improvisación y la gestión errática el paso es muy pequeño. Tras la reunión telemática del pasado lunes 20 de abril entre la representación sindical docente y el departamento de educación del Gobierno de Aragón, con la presencia del consejero Felipe Faci, la situación no podemos calificarla más allá de inquietante, desconcertante y, por momentos, descorazonadora. Primero porque la administración suspendió los llamamientos y desde el 9 de marzo dejó de cubrir las bajas docentes. Una circunstancia que denunció judicialmente CGT, por considerar que se vulneraba el derecho constitucional a la educación. Si bien los llamamientos se han reanudado, lo cierto es que la administración no está cubriendo la totalidad de las bajas producidas -y transmitidas por los correspondientes Equipos directivos y Servicios de Inspección-, cubriendo únicamente una pequeña parte, y bajo criterios no explicitados. Segundo, porque pese a reuniones y comparecencias, siguen sin estar claros varios puntos fundamentales que están llevando a la incertidumbre a la comunidad educativa aragonesa. Algo a lo que contribuye la errática política comunicativa del departamento, que se está habituando a unas filtraciones a los medios que no hacen sino sembrar el desconcierto. De hecho, tras la citada reunión de este lunes, el consejero Faci ofreció una comparecencia para los medios de comunicación descolgándose con unas declaraciones en las que anunciaba un adelanto de la fecha de comienzo del curso 2020/2021, una bajada de ratios, un posicionamiento poco claro ante la posibilidad de adelantar contenidos y un mensaje desconcertante en lo que a la evaluación se refiere. Resulta sorprendente que tras la reunión de la mañana, los sindicatos hayan tenido que enterarse de estas iniciativas de tanto calado a través de la prensa. Con ello, no sólo se produce una fractura en los vínculos de confianza -en una situación de la excepcionalidad que estamos afrontando-, sino también se genera un profundo desconcierto en la comunidad educativa. Por estas razones, desde CGT señalamos que la gestión de la Consejería no ha sido satisfactoria. Pero quizás lo más preocupante sea que estemos asistiendo a los titubeos de un consejero que en el fondo no tenga capacidad para enmendarse.

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