¿Como han terminado las negociaciones del convenio de hostelería de Zaragoza?
Los trabajadores y trabajadoras del sector de hostelería en Zaragoza ya tienen nuevo convenio hasta 2018, firmado por los tres sindicatos de la Mesa de Negociacion (UGT, CCOO y OSTA). ¿Resultado? Un convenio a la medida de la patronal.
Pese a lo prometido, los sindicatos firman el convenio a espaldas de los trabajadores.
“Cualquier toma de decisiones se volverían a llevar otra vez a la asamblea general de trabajadores”, comentaba hace meses de forma tajante el representante de OSTA en Hostelería, Roberto Seral. Haciendo referencia a lo discutido en la asamblea abierta del 13 de febrero a la que acudieron más de un centenar de currantes del gremio. Sin embargo, para sorpresa de todo el mundo, en pleno verano (11 de julio), nos enteramos de que los sindicatos representados en la Mesa de Negociación del convenio de Hostelería en Zaragoza firmaban el acuerdo con la mafiosa patronal.
Así es. De la noche a la mañana, y sin consulta ni votación en una asamblea abierta, de repente, las trabajadoras y trabajadores pertenecientes a la hostelería en Zaragoza nos enteramos de la noticia de la firma del convenio. Es más, es posible que muchos y muchas currelas ni se hayan enterado, debido a que es probable que ni se les haya informado con una sencilla octavilla. Por el momento ni siquiera los sindicatos han hecho públicas las actas oficiales de dicha reunión con la patronal.
Como han podido informarse algunas y algunos trabajadores, fue en la “asamblea de afiliados y afiliadas” el lugar donde algunos sindicatos aprobaron este convenio que afecta a más de 14.000 personas, aunque por el momento ninguno lo ha confirmado oficialmente. Lo más sorprendente es que, según informaron fuentes sindicales, a la “asamblea de afiliados y afiliadas” de UGT acudieron alrededor de…6 personas. Lo cual demuestra que nos encontramos ante un problema democrático de importantes dimensiones si realmente queremos llevar adelante una lucha contra la precariedad laboral que nos afecta a miles.
Meses atrás, los que nos organizamos en CGT, (que venimos impulsando la campaña contra la precariedad laboral #ValemosMasQueEsto, que ha difundido y apoyado todas las manifestaciones convocadas por la Mesa Sindical), propusimos una y otra vez a los sindicatos la principal medida a tomar para doblarle el brazo a la patronal: “volver a convocar una asamblea abierta de todos los trabajadores de la hostelería para discutir y votar los siguientes pasos a dar en las movilizaciones. Y para ello es necesario una agitación masiva para convocarla. La asamblea no puede tener solo el objetivo de informar sino de organizar a los cientos de trabajadores que faltan por organizar en el marco de crear una relación de fuerzas numerosa y poderosa frente a la patronal”.
Ahora resulta que pasados 7 meses y habiendo firmado un convenio que afecta a miles de personas sin consulta previa, la mesa sindical (UGT, CCOO y OSTA) deciden llamar el 20 de septiembre a una asamblea abierta. ¡Justo ahora! Es evidente que existe una falta de método democrático por parte de las direcciones sindicales.
Ahora bien, si lo que quieren con esta Asamblea es reparar esta falta de debate y dialogo democrático, lo primero que tendrán que proponer a esta asamblea no puede ser otra cosa que romper la firma del convenio, para luego convocar, difundir y organizar por miles y masivamente una nueva asamblea abierta de los trabajadores de la hostelería, donde discutir qué plan queremos imponer a la patronal… y no a los trabajadores y trabajadoras.
¿Qué han acordado la patronal y los sindicatos?
Un acuerdo que no es sometido a votación es ya motivo suficiente para no firmar un acuerdo. Pero más grave aún es que sea un mal acuerdo.
Este acuerdo se trata sencillamente de una subida salarial del 2,8% para el año 2016-2017 con revisión salarial a final de año del 0,65%… pero solo si el IPC supera el 1,2%. Por otra parte, incluye unas pequeñísimas cláusulas ligadas a la formación, a la concesión de licencias por violencia de género y la hospitalización, así como los protocolos sobre el riesgo de embarazo y flexibilización de horarios por cuidado de familiares dependientes.
¿Que significa este acuerdo? Pues que las direcciones sindicales han renunciado a pelear contra las externalizaciones de Las Kellys, el plus de nocturnidad y la pelea por un salario decente (sin contar con el reclamo de los pizzeros), a cambio de….¡3 décimas más que la propuesta inicial de la patronal!
“Nos hemos limitado a la subida salarial que es digna, y los asuntos en los que pusimos líneas rojas, se quedan para 2018”, decía Carmina Ramos de CC.OO a Heraldo de Aragón para hablar de la renuncia a las reivindicaciones. En un tono más cínico se ha expresa David Martín de UGT que explicaba que ésto era un “convenio de transición y al año que viene habrá que negociar muchas más cosas”. Mas claro ha sido Roberto Seral, responsable de OSTA, planteando que “no es el convenio deseado, pero asuntos esenciales como la nocturnidad o la externalización de las camareras de piso los dejamos para 2018”. Con todo esto cualquier trabajador o trabajadora podría preguntarse: “Si el convenio no es el deseado ¿cual ha sido la razón para firmar el convenio?”. La realidad es que después de un salón de actos a rebosar y una combativa manifestación por las calles zaragozanas, ninguno entiende las razones de una firma hecha con tanta prisa.
Sin embargo, a los trabajadores y trabajadoras de CGT no nos extraña lo más mínimo. Como ya prevenimos meses atrás mediante un comunicado de prensa del mes de mayo: “es de temer que el supuesto giro (no confirmado) de los sindicatos respecto a las reivindicaciones de Las Kellys y el plus de nocturnidad de los trabajadores de hostelería (excluyendo a los pizzeros), solo sea una moneda de cambio para presionar a la patronal para sentarse a negociar y no una demanda que defender con todas sus consecuencias. A CCOO le da igual asumir estas demandas o no, ahora que las negociaciones están rotas. Ya que, como explicaba su representante a Heraldo de Aragón, ni aun renunciando a mejorar las condiciones de las que limpian y de las que trabajan por la noche “la patronal quiere aceptar este tipo de acuerdos”. Es por esta razón, que tememos que la parte sindical renuncie a estas demandas en cuanto la patronal les proponga volver a sentarse a negociar un poco más del 2%”
Dicho y hecho. Las direcciones sindicales, aprovechando el verano, no han tardado ni tres meses en cumplir tan negros pronósticos, y ahora lo que quieren es hacer pasar una autentica autoderrota por una victoria.
¿Qué supone la firma del convenio?
En primer lugar, la “subida” salarial no contempla ni siquiera una revisión salarial igual o superior al IPC, más bien por debajo. Cuando el último informe de INE (Instituto Nacional de Estadística) sitúa el IPC en el 1,6% y tan sólo se ha negociado al 0,65%.
En segundo lugar, aunque equilibrásemos los salarios respecto al IPC no resolveríamos uno de los principales problemas del sector. A pesar de los altísimos beneficios de la patronal, los trabajadores y trabajadoras de la hostelería seguimos siendo el sector más precario y peor pagado de toda la economía, a pesar de la importancia que tiene en el PIB del estado.
Luchar contra la precariedad laboral pasa por combatir el timo y chantaje de los salarios de miseria. Pasa por pelear por un aumento salarial acorde al coste real de la vida, muy por encima del IPC ya que esta medición hecha por el gobierno y la patronal no contempla productos tales como la vivienda, entre otras cosas -es decir se queda muy por debajo del coste total y real de la vida-. Más aún si consideremos, además, que el SMI (Salario Mínimo Interprofesional) de 707,70 euros es una miseria, denuncia que hacen la mayoría de sindicatos. Teniendo encuenta todos estos elementos la subida como mínimo se tendría que ubicar por encima del 11% del salario base. Al que evidentemente hay que sumar el aumento automático del IPC. Evidentemente…esto está lejos de la propuesta de los sindicatos.
Sin embargo, y en tercer lugar, a pesar de esta ridícula subida salarial, el convenio de hostelería (como reconocen los mismos sindicatos) sigue sin aplicarse al 70% de las empresas, como demostró la patronal hace bien poco con los despidos de una trabajadora de la CNT de un bar del casco o las trabajadoras también despedidos del Hotel Palafox. Por tanto, ¿Cómo es posible firmar un convenio que la patronal incumple? A las y los trabajadores les va a dar igual emprender y apoyar una lucha no solo de 3 ridículas décimas, si a la vez, cualquier trabajador que quiere que se cumpla su convenio es fácilmente despedido.
Para los trabajadores y trabajadoras de CGT una “lucha defensiva”, como hace meses se proponían los sindicatos, pasa inevitablemente por luchar no solo por recuperar los salarios congelados, o por un aumento salarial que parta del 3% y del costo real de la vida, sino también por recuperar los pluses de nocturnidad, pelear contra la subcontratación de Las Kellys que ya alcanza el 31% de la industria hotelera y por la incorporación de Telepizza y Dominos al convenio de hostelería. Sin olvidar la lucha por la creación de una figura sindical que vigile que no se incumplen las condiciones allí donde no hay representación sindical.
¡Nos esperemos a 2018!
Las direcciones sindicales seguramente podrán plantear que su firma supone asegurar un subida salarial ahora, para luego luchar en mejores condiciones en 2018. Ahora bien, si estas direcciones realmente quieren luchar, ¿Por que no emprender ya mismo la lucha? ¿Por que no han dicho que en la Asamblea discutiremos un plan de movilizaciones que empiece en septiembre? ¿Por que esperar a un difuso y lejano 2018 permitiendo oxigenar a la patronal en octubre y desmovilizar a todos los trabajadores, evitando confluir con otros colectivos del gremio? ¿No es evidente que esto nos resta fuerza?
Para ser concretos. Supongamos que se podría pensar que es mejor “legalmente” firmar una subida (aunque totalmente cuestionable) para dejar zanjado una pequeña conquista con el fin de seguir movilizándonos al dia siguiente de la misma firma. Ahora bien, si el acuerdo de convenio firmado conlleva la imposibilidad de hacer movilizaciones y protestas (incluida la Huelga) desde julio hasta cualquier dia del 2018 entonces, cualquier afirmación por parte de las direcciones sindicales de querer presentar el acuerdo como una maniobra estratégica para “ganar algo antes de perderlo todo y dar un respiro a los trabajadores” (si es que lo necesitáramos), es una mentira a todas luces. Porque entonces el significado de la firma no es otro que impedir continuar la lucha en un momento clave para los negocios de la patronal… con las fiestas del pilar acercándose.
¿Por qué es indefendible la firma del convenio?
Porque si como decimos, esto supone la paralización actual de la lucha, renunciar a la pelea contra la subcontratación y externalización de las Kellys -tal y como han renuncado también en el convenio de hosteleria de Barcelona-, como la incorporación de las y los pizzeros y otros colectivos a Hostelería, así como no luchar contra los despidos habidos durante la negociaciones y renunciar a ampliar los derechos democráticos de los sindicatos, esto supone dos problemas a corto y largo plazo. A corto plazo, supone dejar tres aliados importantes fuera (Pizzeros, Kellys y Deliveroo/Globo) que permitirían masificar e intensificar la lucha de las y los trabajadores de hostelería.
A largo plazo, aunque la firma del convenio (en un sentido corporativo) puede ser bueno para algunos colectivos a los que sí se les aplica el convenio de hostelería por tener más peso sindical como, por ejemplo, son los trabajadores de los Hoteles (a excepción de Las Kellys). La realidad es que si bien por un lado mantienen lo habido hasta ahora, en la práctica, están socavando su futuro.
Emulando a Martin Niemoller, podríamos decir que cuando la patronal vino a por las y los pizzeros y los segregaron de hostelería los dirigentes sindicales no hicieron nada porque no eran ni de telepizza ni de Dominos. Cuando la patronal vino a por las Kellys no hicieron nada porque tampoco eran Kellys. Cuando la patronal impuso a muchos currelas cobrasen en “negro” incumpliendo el convenio no hicieron nada porque a ellos no les tocaba. Cuando vinieron a por la nocturnidad no hicieron nada porque “había que hacer un esfuerzo”. Cuando finalmente vinieron a por ellos no había nadie más que pudiera protestar.